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Artritis reumatoide

13 de septiembre de 2024 por
Artritis reumatoide
Wander Santos

La Artritis Reumatoide es una enfermedad autoinmune inflamatoria sistémica crónica,que cursa con inflamación persistente de la membrana sinovial articular. Con el tiempo, pueden aparecer: erosión ósea, destrucción del cartílago articular y la pérdida completa de la integridad de la articulación. Por último, pueden afectarse diversos órganos y sistemas. 

La inflamación de las articulaciones de los pies, manos, rodillas y en general cualquier articulación, son de característica simétrica y elevado deterioro funcional. La artritis se caracteriza por la presencia de autoanticuerpos, como el factor reumatoide (fr) y los anticuerpos antipéptidos cíclicos citrulinados (anti-ccp).

Sin tratamiento, dentro de los 3 años de realizado el diagnóstico, el 20 al 30% de las personas con ar llegan a la discapacidad permanente. Pacientes con sinovitis de más de 6 semanas son más propicios a desarrollar una enfermedad progresiva y no un proceso autolimitado. Las nuevas terapias biológicas han transformado radicalmente la evolución de la enfermedad, permitiendo a los pacientes mantener su independencia funcional y mejorando su calidad de vida. 



Introducción

La ar es una enfermedad de tipo inmunopatológico que produce dolor, deformidad y dificultad para el movimiento, además, puede afectar otras partes del organismo. Es una enfermedad crónica, aunque con un tratamiento adecuado se consigue un buen control en la mayoría de los casos. Las molestias y limitaciones que ocasiona la artritis reumatoide varían mucho de un enfermo a otro, de tal suerte que no hay dos enfermos iguales.

La ar es una de las más de 100 enfermedades reumáticas existentes, con un pronóstico y un tratamiento específicos, por lo que el diagnóstico ha de ser preciso (realizado o confirmado por un reumatólogo). La artritis reumatoide es frecuente, ya que en nuestro entorno la padece una de cada 200 personas (200.000 afectados en España). Es más frecuente en mujeres, sin embargo, también afecta a varones. 

No es una enfermedad propia de la edad avanzada y aunque puede aparecer en ancianos se presenta con mayor frecuencia entre los 45 y los 55 años. Asimismo, una forma muy similar de artritis puede afectar a los niños. 


Epidemiología

La artritis reumatoide afecta a aproximadamente el 0.5% de la población, es más frecuente en mujeres que en hombres a razón de 7:1. Delgado menciona que “la artritis reumatoide es una enfermedad articular autoinmune, inflamatoria y crónica, que afecta principalmente a las mujeres”.2 Puede ocurrir a cualquier edad con un pico de incidencia entre los 30 y 60 años, con una media a los 41.5 años. Son factores predisponentes: sexo femenino, antecedentes familiares de ar, edad avanzada, exposición a los silicatos y tabaquismo. En cambio, el consumo elevado de vitamina D, té y el uso de anticonceptivos orales se asocian una disminución del riesgo de artritis. Tres de cuatro mujeres con ar mejoran su enfermedad durante el embarazo, pero con frecuencia se produce la recurrencia posterior al parto.  


Fisiopatología

Pacheco menciona que “la fisiopatología de la ar es heterogénea y multifactorial. En ella, se combinan factores genéticos, hormonales, ambientales y autoinmunitarios”.3 Se esclarece que una enfermedad autoinmune es causada por el sistema inmunitario, que ataca las células del propio organismo. En este caso, dicho sistema se convierte en el agresor y ataca al organismo, en vez de protegerlo. Existe una respuesta inmune exagerada contra sustancias y tejidos que normalmente están presentes en el cuerpo. Están relacionadas con el reconocimiento proteico entre las superficies de las membranas celulares del sistema inmunitario. Así, cuando las glucoproteínas de reconcimiento no coinciden, el sistema inmunitario comienza a atacar al propio organismo. Por tanto, la causa tiene que ver a veces con la predisposición o mutaciones genéticas que codifican proteínas diferentes, bien en las células inmunitarias o en las orgánicas. 


Generalidades del tratamiento

El dolor, la rigidez y la inflamación poliarticular son las principales manifestaciones clínicas de la ar. Dichas manifestaciones son a menudo tratadas tan sólo de manera sintomática aunque siempre debe pretenderse el control eficaz y consistente de los síntomas mediante fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (farme). El retraso en el empleo oportuno de los farme se asocia comúnmente con la más rápida progresión del daño articular y con un desenlace poco favorable a mediano y largo plazos.

El manejo de la ar se rige por dos principios básicos. El primero es concebir la enfermedad como grave pero eventualmente modificable. El segundo un control estricto por un médico que no sólo domine los principios farmacológicos de los farme sino también la evaluación clínica del paciente. 


Artritis reumatoide
Wander Santos 13 de septiembre de 2024
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