La espirometría es la principal prueba de función pulmonar, y resulta imprescindible para la evaluación y el seguimiento de las enfermedades respiratorias. Su utilidad trasciende el ámbito de la neumología, adquiere una creciente importancia en atención primaria e incluso se han descrito aplicaciones fuera del campo de las enfermedades respiratorias. Por ello, este documento pretende servir de apoyo a todos los profesionales de la salud que utilicen la espirometría, proporcionando recomendaciones basadas en las mejores evidencias científicas disponibles.
Se propone una actualización de las indicaciones y contraindicaciones de la prueba. El documento establece recomendaciones sobre los requerimientos necesarios para los espirómetros convencionales y los equipos portátiles de oficina, así como sobre las medidas de higiene y de control de calidad de los espirómetros. Se definen los parámetros espirométricos que deben ser considerados, la realización de las maniobras, los criterios de aceptabilidad y repetibilidad de las medidas y su control de calidad.
También se establece una propuesta para la presentación de los resultados y se recomienda una evaluación e interpretación acorde a la información generada en los últimos años. Por último, se consideran las líneas de adaptación e integración de la espirometría en el campo de las nuevas tecnologías.
Aplicaciones, Indicaciones y contraindicaciones
Al margen de su utilidad para el diagnóstico y la monitorización de muchas enfermedades respiratorias, la espirometría tiene otras potenciales aplicaciones. Existe evidencia que la determinación de la edad funcional pulmonar puede potenciar el éxito del abandono del tabaquismo2 y que la espirometría resulta de utilidad para estimar el riesgo de cáncer de pulmón, de deterioro cognitivo o de mortalidad de cualquier causa o de origen cardiovascular3–5
Las principales indicaciones de la espirometría se resumen en la tabla 1 1,6–9 Resulta imprescindible para el diagnóstico y el seguimiento de la mayoría de las enfermedades respiratorias. Además, permite valorar el impacto sobre la función pulmonar de enfermedades de otros órganos o sistemas (cardiacas, renales, hepáticas, neuromusculares, etc.). Por todo ello, debería formar parte de cualquier examen rutinario de salud, especialmente en los sujetos con riesgo de desarrollar enfermedades pulmonares. Se recomienda la realización sistemática de espirometría a personas mayores de 35 a nos con historia de tabaquismo (> 10 paquetes-a ˜ no) y con algún síntoma respiratorio (calidad de la evidencia: moderada; fuerza de la recomendación: fuerte a favor)10
En general, la espirometría se tolera bien, por lo que en la práctica cotidiana existen pocas limitaciones para su realización1,6–9,11,12 A partir de un análisis más detallado de la frecuencia de desarrollar complicaciones en determinadas situaciones de riesgo y de su gravedad13,14 se han establecido ciertas contraindicaciones de la espirometría (tabla 2), diferenciando las absolutas, en las que se desaconseja realizar la prueba, y las relativas, que requieren una evaluación individualizada de la relación entre los riesgos potenciales y los beneficios esperables.
En pacientes con embolismo pulmonar se recomienda no realizar la prueba hasta que se encuentren adecuadamente anticoagulados (generalmente tras recibir 2 dosis de heparina de bajo peso molecular) y en enfermos con neumotórax hasta 2 semanas después de alcanzar la re-expansión13
La evidencia actual sugiere que la espirometría resulta segura 7 días después de un infarto de miocardio no complicado, siempre y cuando el paciente permanezca estable.
Variables
Las principales variables de la espirometría forzada son la capacidad vital forzada (FVC) y el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1). La FVC representa el volumen máximo de aire exhalado en una maniobra espiratoria de esfuerzo máximo, iniciada tras una maniobra de inspiración máxima, expresado en litros. El FEV1 corresponde al volumen máximo de aire exhalado en el primer segundo de la maniobra de FVC, también expresado en litros. A su vez, el cociente FEV1/FVC muestra la relación entre ambos parámetros. No debe confundirse con el índice de
Tiffeneau, que se define como cociente entre el FEV1 y la capacidad vital (VC) lenta. El FEV6, o volumen máximo de aire exhalado en los 6 primeros segundos de la maniobra de FVC, y la relación FEV1/FEV6 pueden constituir parámetros alternativos a los anteriores en la interpretación de la espirometría, sobre todo cuando se usan equipos portátiles simplificados16
. El FEVt corresponde al volumen máximo de aire exhalado en un tiempo «t». Se ha sugerido que en niños que no sean capaces de realizar una maniobra forzada durante un segundo podrían utilizarse el FEV0,5 o el FEV0,75 como equivalentes del FEV117 aunque no se dispone de suficientes datos al respecto. Además de volúmenes, también se deben considerar diversos flujos. El flujo espiratorio medio (FEF25-75% o MMEF) se define como el flujo medido entre el 25% y el 75% de la maniobra de espiración forzada (expresado en l s−1). El flujo espiratorio máximo (PEF) se obtiene del valor pico en la rama espiratoria de la curva flujovolumen y también se expresa en litros s−1
. Los flujos espiratorios instantáneos (FEFx%) se refieren al flujo cuando el porcentaje correspondiente de la FVC (x%) ha sido exhalado. Los más utilizados son el FEF25%, el FEF50% y el FEF75% (l s−1). Entre los parámetros inspiratorios, debe considerarse la capacidad vital forzada inspiratoria (IFVC), o volumen máximo de aire inspirado, en una maniobra inspiratoria de esfuerzo máximo iniciada tras una maniobra de espiración máxima; el volumen inspiratorio forzado en el primer segundo (FIV1), o volumen máximo de aire inspirado en el primer segundo de la maniobra de IFVC; el flujo inspiratorio medio (FIF25-75% o MMIF), o flujo entre el 25% y el 75% de la maniobra de inspiración forzada; el flujo inspiratorio máximo (PIF), o pico de flujo en la maniobra de inspiración forzada; y los flujos inspiratorios instantáneos (FIF25%, FIF50% y FIF75%), o flujos inspiratorios cuando ha sido inhalado el 25%, el 50% o el 75% de la IFVC, respectivamente.
En la espirometría no forzada o lenta (no existen criterios de estandarización para definir una maniobra no forzada, pero debe ser más lenta que una maniobra forzada) debe evaluarse la capacidad vital (VC), o volumen máximo de aire exhalado en una maniobra espiratoria no forzada iniciada tras una maniobra de inspiración máxima, y la capacidad inspiratoria (IC), que es la máxima inspiración realizada al final de la espiración corriente y se corresponde con la suma del volumen circulante o corriente (VT) y del volumen de reserva inspiratorio (IRV)18 En algunas circunstancias también es de utilidad la determinación de volumen de reserva espiratorio (ERV).